Rebeliones de las Alpujarras

Primera rebelión

En la primera sublevación, los moriscos tomaron casi todas las plazas fuertes cristianas de la Alpujarra. El rey Fernando el Católico se apresuró a enviar a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, y a Íñigo López de Mendoza al frente de sus tropas para sofocar la rebelión, aunque en el curso de la guerra el monarca se vio forzado a tomar personalmente el mando. La contienda concluyó con un pacto por el que el rey impuso a los insurrectos el pago de cincuenta mil ducados y la entrega de las plazas y armas, condiciones que fueron cumplidas.

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