El despuntar del Mundo Moderno

Desde que se introdujo en el uso corriente el término Edad Moderna no ha cesado la polémica acerca de sus límites con la Edad antecedente, con la Edad Media. A un primer sentimiento de oposición, visible ya en el desdén de los humanistas por el mal estilo y el mal latín de los escolásticos, a las burlas de los neoclásicos hacia el estilo llamado por mofa gótico, sucedió una comprensión más justa de la Edad Media declinante, de sus méritos, de sus logros, de los lazos que la unen con la Modernidad. Se esfumaron los contrastes y se descubrieron las continuidades; los grandes avances de la nueva era tenían precedentes claros. También la Europa del XII al XIV fue inventiva, descubridora, innovadora, lo mismo en el terreno del pensamiento que en el de las artes o el de la civilización material. Por lo menos, en ciertas áreas privilegiadas: en las repúblicas mercantiles del Mediterráneo, en Borgoña, en los Países Bajos, en las ciudades hanseáticas, islotes de actividad...

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