Conjunto de animales que viven en la zona abisal, a la que se han adaptado mediante numerosas particularidades. La falta de luz llevó a algunas especies a involución y pérdida de los ojos, mientras que en otras condujo a un agrandamiento y una especial adecuación de éstos (ojos telescópicos, ojos pedunculados). Aproximadamente el 20 % de todos los animales abisales poseen la capacidad de generar luz, gracias a la acción de unas bacterias simbiontes productoras de luz y mediante órganos luminiscentes especializados. Como sustituto del sentido de la vista se encuentra a menudo una elevada capacidad táctil (debida a un alargamiento de antenas, patas, espinas de las aletas, barbas, o a abundantes pelitos sensoriales). También la pigmentación de los animales abisales se ha adaptado en parte a la carencia de luz de las profundidades. El color corporal, más oscuro a mayor profundidad, llega a ser absolutamente negro, aunque hay excepciones, ya que también existen organismos de color rojo a 500 m de profundidad; tal vez estos colores estén relacionados con funciones de protección o camuflaje. Debido al menor movimiento del agua y a la escasez de calcio en las profundidades, los animales abisales muestran un desarrollo especialmente débil de todos los elementos del esqueleto (conchas, huesos, caparazones). Las débiles corrientes permiten asimismo tamaños grandes y a menudo la formación de tejidos corporales gelatinosos y con un elevado contenido en agua (que en animales del plancton sirve para aumentar la capacidad de suspensión).
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